Ahhhhh…si tan sólo fuera fácil- decimos algunos. La verdad es que aveces no se nos resulta fácil estar consciente de nuestras sensaciones, emociones y pensamientos. Sobre todo cuando la mente dice una cosa y el cuerpo siente otra. 

Innumerables de veces he estado ahí 🙋🏽‍♀️ sintiendo que voy caminando sin llegar a ningún lado, perdida y sin norte (y sin un paisaje tan bonito como el de la foto). 

Y con esto llegan los miedos, las preocupaciones y la ansiedad. 

La ansiedad se hospeda en nuestra mente y descontrola el cuerpo. Ya instalada busca razones- que aveces suenan lógicas- para quedarse ahí. Y para cada uno de nosotras/nosotros se manifiesta de deferentes maneras, colores y sabores (por decir). Todo depende de nuestras causas y condiciones. Y cómo trabajar con la ansiedad cuando te muestra una y mil razones por la cual estar ansiosa/ansioso. Y le creemos a la mente y cuerpo lo confirma. Y el momento presente?, y tu respondes, “qué momento presente”? Lo entiendo, como puedes responder de otra manera si la experiencias percibidas muestran lo contrario. No hay tiempo para ‘estar’ en el momento presente y mucho menos prestar atención a la respiración. 

La ansiedad parece ser la única opción válida y realista.

Seamos honestas/o/x vivir así es muy estresante para la mente y el cuerpo sin mencionar los estragos que deja a su paso. El budismo está lleno de investigaciones sobre la naturaleza del sufrimiento, como el sufrimiento que causa la ansiedad. Después de todo, así fue como empezó todo: con la cuestión del sufrimiento, sus causas y cómo se puede aliviar el mismo. 

El Buda llamo a este nivel profundo de sufrimiento como Dukkha (pali) “sufrimiento”

pero mas bien apunta a una ansiedad fundamental, en curso y siempre presente. Un problema raíz- profundo. Alimentado por el falso sentido del yo llamado ego, que es inherentemente inseguro acerca de su propia existencia. Mientras no resolvamos esto nuestro propio descontento no tendrá fin. El Buda también reconoció que cierta cantidad de sufrimiento es parte de la vida; nuestra herencia como humanos y hasta en cierto modo necesario- porque nos lleva a buscar aliento. Comenzando así nuestro camino espiritual. 

La ansiedad se nutre del pensamiento compulsivo muchas veces embelesados por pensamientos de fracasos, desastres, y preocupaciones sin fundamentos. La meditación nos ayuda en ‘domar’ la mente y liberarnos de este tipo de pensamientos. 

La maestra de meditación Judy Lief, nos dice:

“La meditación se basa en la experiencia del momento presente; la ansiedad tiene que ver con el futuro. La meditación acaba con la especulación y nos devuelve a la simple experiencia corporal; la ansiedad nos mantiene girando tan rápido que perdemos el contacto con nuestro cuerpo. La atención plena a la respiración es especialmente útil para trabajar con la ansiedad. A través de la práctica de la meditación, aprendemos sobre nuestros propios patrones de respiración: cómo nuestra respiración cambia de rápida a lenta, de superficial a profunda, de apretada a fluida, según nuestros pensamientos y estado emocional”.

Con la meditación aprendemos a ir despacio. Cuando nos encontramos en una situación estresante, nuestra reacción inmediata es pánico y nos aceleramos. Pero si inyectamos una pequeña pausa- pequeñita -podemos entonces ganar terrenos y centralizarnos. 

Este en un tema largo…

Una práctica sencilla, cuando sientas ansiedad- 

para 

enfoca tu atención en la respiración

respira profundamente

llaga al tope de la inhalación 

sostiene la respiración en un conteo de tres

y suelta, ahhh

Y finalmente, se paciente y muy amable para contigo misma/o/x.